Sin duda Santiago es una mujer. A veces creo que se siente utilizada y triste por que todos aquí viven a expensas de ella, abusan de su integridad ensuciandola y llenandola de gris, para finalmente marcharse y decirle con desprecio que no la quieren, que la odian y que la aborrecen. ¡Yo la amo! observo sus hermosos detalles, me lleno de alegría al descubrir sus rincones ocultos y me excito al recorrerla una tarde de primavera.
La bella Santiago espera tendida sobre la tierra, mientras uno de sus grandes pechos, coronado por un hermoso pezón blanco con la figura de la virgen María, irrumpe entre los edificios apuntando hacia el cielo . La bella Santiago espera, espera que alguien la amé y le de un hijo, y así bañar la ciudad con su tibia leche y alimentarnos con su noble amor.